Pues no, no es el Dragon Claw, pero son los Trangles de Heather Collin, unos pendientes de los que me enamore locamente desde el primer momento en que los vi. Resulta que estoy en fase un poco trascendental, intentando pensar en proyectos que luego vaya a utilizar en mi vida diaria, y la verdad me apetece mucho este tipo de colorido, así que mi pobre Dragon Claw, esta un poquito apartado, esperando que se me pase esta fase, en fin.
Si os digo la verdad, hace tiempo que no hago algo que me llame tanto la atención, y es que estos pendientes son fabulosos, especialmente ese engaste de un rivoli de 12 milímetros en forma de triángulo es una autentica locura. Imaginaros la situación, yo que me salia de la emoción de acabar estos pendientes, y va y se me ocurre preguntarle a mi marido: -¿te gustan?- y el sin poder disimular mucho me suelta, -¿recuerdas cuando Lola Flores perdió el pendiente? Pues eso. Pero madre mía!!! Para trascendencia la de mi marido!!! Que sutilidad y que finura en el lenguaje, si es que es muy majo. A partir de ahí, ya no fue tan fino y lleva partiéndose de la risa ya un día diciendome, no te tropieces con los totopos esos que llevas colgando!, o que lleve cuidado en el aeropuerto (hoy vamos a recoger a mis padres) a ver si se deslumbra el piloto. En fin......
Lo cierto es que una vez hechos alucino como se me ocurrió pensar que estos pendientes iban a colmar mi vida diaria de luz y colorido. Son muy grandes para mi, imaginaros yo tengo poco pelo y corto, así que....
Pero la verdad es que mis mini trangles, el triangulito solitario de la segunda foto segurisimo que si, así que o los transformare en eso, o me fabricare unos para que entonces, me acompañen siempre.