Mary era indudablemente feliz, pero ultimamente se había sorprendido a si misma llorando ante cualquier escusa, una película dramática, una canción romántica.....lloraba a escondidas su dolor, aunque lo cierto es que hasta ese momento no había acertado a ponerle nombre.
Cierto vació le agobiaba, aunque quería pensar que no tenia razón para ello, solo podía decirse a si misma que en poco tiempo se le pasaría. Un día descubrió una nota en la cabecera de su cama, en ella le indicaba un camino, le decía que acudiera la noche del 20 de diciembre a la explanada del parque de los sentidos.
Una sonrisa invadió su rostro, lo primero que pensó es que su marido le había preparado una sorpresa con el fin de animarla y hacerla sentir mejor. Aquello le animo, pero no podía aguantar la ansiedad, los minutos no pasaban y los días le parecían eternos. Por fin llego el momento, nerviosa se arreglo y acudió al lugar donde le decía la nota. Espero, paso casi una hora, y cuando pensaba en volver a casa una luz la cegó. Había viento, tan fuerte que le hizo cerrar los ojos pero al abrirlos ya no estaba en el mismo lugar. Miles de estrellas brillaban a su alrededor, y al darse cuenta de donde estaba una inmensa alegría le hizo llorar, esta vez de enorme alegría, plenitud y gratitud. Andando por aquel pasadizo todo era conocido y a la vez extraño y muy añorado, en este momento se daba cuenta. Al fondo ya podía ver a sus padres y a sus hermanas, el llanto ya eran risas y la emoción increíble. Por fin llego a su mundo, aquel por el que un día salio para vivir su amor, pero donde indudablemente dejo parte de su corazón, allí estaba toda su familia, a la que de verdad añoraba. No pudieron dejar de hablar, de contarse todos sus momentos y, sobre todo de sentirse, de tocarse de nuevo, cuando se calmaron, su madre le dijo que alguien mas había ido a visitarle, Carmen estaba allí. No lo podía creer, su amiga del alma se acordaba de ella. Con ella había vivido sus juegos infantiles, habían crecido juntas, y al final un pequeño mal entendido había mantenido en la distancia, pero siempre y por siempre la había querido. Hoy volvía a verla y todo parecía igual, sin duda este había sido un gran regalo.
El tiempo se acababa, debía volver al lado de su marido, pero ahora era feliz, y sin miedo partió al lado de su estrella. No todo el mundo sabe que en las estrellas que vemos en nuestro inmenso cielo viven nuestros recuerdos, allí se acumulan todas nuestras vivencias, los recuerdos que uno a uno van naciendo a lo largo del año. Por esa razón el día 31 de diciembre es mágico, ese día todas nuestras estrellas brillan de manera mas intensa solo para cada uno de nosotros y de una manera especial los últimos 5 segundos del año, nuestros recuerdos de todo el año aparecen en nuestra memoria para después dar un pequeño paso atrás, dejan de brillar de manera tan colorida para dar paso a las nuevas estrellas del año. Pero una vez en nuestra vida podemos elegir una estrella que nos acompañe y que brille para siempre en nuestro firmamento, una estrella que no dará ese pasito atrás y que siempre veremos desde nuestra ventana, año tras año. Mary había elegido ese momento, ese recuerdo para siempre, su estrella brillara con su familia, su amiga y todo su mundo tras ella.
Ya era la noche del 24 de diciembre y como siempre Mary se disponía a irse a dormir junto a su marido, pero antes visita obligada a su ventana, mirada a su estrella, beso al aire y un gran deseo : FELIZ NAVIDAD.
Hola!!!! Con este cuento quiero desearos una Feliz Navidad y daros las gracias a todas las que os habéis interesado por mi en este tiempo. En especial me gustaría dedicárselo a Mercedes, mi Mergar del Rinconcito perlero, por que es la única que me anima a que os escriba cosas, y por que es una mujer fantástica. Por supuesto también lo dedico a cualquiera que le apetezca leerlo.
Os enseño lo primero que he hecho después de mi parón, es la pulserita de ochos de pandora. Me gusta muchisimo y tengo un montón de ganas de hacerla en todos los colores. Espero que os guste. Un beso